Como nuestro nombre indica, somos un colectivo que nace en las Islas Canarias, en la última colonia del reino de España en el Continente africano.
Nacimos producto de gentes provenientes del movimiento independentista y anticolonial que sigue resistiendo más de 500 años después a la colonización y conquista española, que sigue luchando por la emancipación y el autogobierno de nuestro Archipiélago desde abajo y a la izquierda, desde la gente antigua que nace y vive en nuestros pueblos y barrios periféricos, en nuestro País de Islas.
Nacimos en el 2008 cuando la estafa a la que llamaron crisis hizo que, lo que para las de abajo era nuestro día a día, la exclusión y la pobreza, llegara a las clases medias y a sus medios de persuasión.Nacimos sin querer porque ya existíamos. Ya habitábamos los colectivos y movimientos sociales de nuestro país. Ya caminábamos mano con mano y pie con pie, siendo compañeras en otras batallas que eran la misma pero con otros nombres. Ya nos habíamos mirado a los ojos y compartido juntas eso que llaman apoyo mutuo y que para nosotras es el pan que nos alimenta en las mañanas. Ya nos sentíamos, soñábamos y creábamos juntas eso que decíamos querer para el futuro en el presente en el que resistimos. Equivocándonos mucho, metiendo los pies en el barro de las incoherencias, hablando pero haciendo, existiendo en la falsa vida de las redes de internet pero también construyendo relación y transformando desde la vida real de nuestras calles y barrios. Resistiendo con mayúsculas a la represión que se hace carne en la precariedad económica, en sus multas y detenciones, en la violencia física y mental con la que este sistema nos castiga a diario a las que sabemos que sí hay salida, que solo en nosotras está la otra vida nueva que necesitamos construir.Nacimos con otras y así hemos seguido viviendo. Enredadas con las que comparten nuestros sueños y nuestras pesadillas. Con las que sufren con nosotras desde las distancias que acortamos con lazos de complicidad, con las baladrinas que andan los mismos caminos y con las cercanas que son nosotras, con las que aprendimos que las diferencias que nos unen son nuestra mejor arma, con nuestra Casa de La Orotava y las rebeldes que la habitan tejiéndose las ganas de seguir creyendo.
Empeñadas en el sí, en la construcción de nuestras propias herramientas autogestionadas y en paralelo a su poder y sistema patriarcal de siglos, en la economía social y feminista que libere a estas islas del colonialismo que las asfixia, en el reparto real de la riqueza que todas producimos, en una sociedad basada en la justicia social que nos iguala para crecer juntas.
Han sido muchas derrotas de las que hemos aprendido a levantarnos todas a una, pero también algunas victorias que nos han demostrado que pocas somos capaces de incidir en la realidad. Hemos conseguido introducir en la agenda política canaria y en el debate en la calle la Renta Básica de las Iguales y demostrado su viabilidad en el municipio de La Orotava, transformado el Punto de Información de derechos sociales de La Casa en un arma colectiva para denunciar el maltrato social a las personas en exclusión y presionado con ella para mejorar su situación, que es la nuestra. Declarado La Orotava primer municipio antimilitarista del Estado. Puesto a la vista de todas que la pobreza en Canarias es culpa de que la riqueza que producimos está en manos de pocas, de las herederas de los conquistadores, de las familias que han vendido nuestras vidas a intereses extranjeros. Denunciado y explicado la RIC como un invento para que las que más tienen vivan a costa de las que nada tenemos. Puesto en jaque a Coalición Canaria en su terreno, en las elecciones, demostrando con la campaña “Vivir Dignamente” que problemáticas transversales como la vivienda, los suministros, el transporte público y gratuito… tienen solución solamente con voluntad política.
Dejando claro que sin sus privilegios no habría miseria.
Entendiendo y llevando a la práctica que es en lo cotidiano en donde habita el cambio que anhelamos.
Más de una década después seguimos naciendo y viviéndonos porque, como nos enseñaron las zapatistas, “somos el camino para que otros se caminen de un lado al otro, para todas hay un principio y un fin, para nosotras no” La política de verdad, la de hacernos cargo y tomar las riendas de nuestra vida no acaba nunca pues es para siempre mientras nos queden semillas en el zurrón.
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